Banco de la Amistad: una forma de atender la crisis de salud mental en el mundo
Conflictos bélicos, socioeconómicos y hasta climáticos generan estrés en la población mundial que cada día ve su salud mental un poco más deteriorada ante la incertidumbre. ¿Qué se hace ante estas situaciones?
13 de marzo de 2024
Redacción Yo También
El estrés y el deterioro de la salud mental está en aumento en todo el mundo con diferentes escenarios que van desde la ansiedad climática en países ricos hasta el trauma en zonas de conflicto como Ucrania y Gaza, lo que representa un verdadero reto para los servicios tradicionales de atención médica.
“Esto deja a decenas de millones de personas frente al riesgo de patologías graves y suicidio”, sentenció el psiquiatra Dixon Chibanda en un artículo para El País.
Las cifras respaldan esta crisis mundial de salud mental: actualmente más del 25 por ciento de la población mundial ha reportado sentimientos de aislamiento social y soledad, mientras que el suicido es la causa de muerte de 150 mil personas cada año.
El cambio climático, señaló el especialista, amenaza con aumentar todavía más la incidencia debido al impacto que puede tener en las personas y la angustia que acarrea.
“Ningún grupo está a resguardo. Los jóvenes temen por su futuro, la gente mayor se aflige por la destrucción del mundo de su niñez y los activistas y científicos climáticos sufren agotamiento emocional y desesperación. Y esto sin considerar el estrés postraumático y la depresión experimentados por quienes ya están afectados por los desastres relacionados con el clima, particularmente en las economías en desarrollo vulnerables”, continuó Chibanda, quien de acuerdo con un perfil de TED, es uno de los pocos psiquiatras que existen en Zimbabue, un país con más de 16 millones de habitantes.
La creciente necesidad de servicios de salud mental obliga a revisar la disponibilidad de servicios profesionales. En la actualidad ni siquiera los países ricos tienen sistemas de salud que puedan hacer frente a la demanda; en Estados Unidos, por ejemplo, se calcula que más de 150 millones de personas viven en lugares con escasez de servicios de salud mental y en pocos años podrían faltar cerca de 31 mil 100 psiquiatras para la atención requerida.
Si el panorama es complicado en estos países, en aquellos con peores condiciones económicas y con conflictos la situación es peor, apuntó Chibanda.
“Consideremos mi país natal, Zimbabue: a pesar de ser un país de 16 millones de habitantes, tiene apenas 13 psiquiatras y 20 psicólogos clínicos”, precisó.
El ciclón Idai de 2019, que causó cientos de muertes, desplazamiento de unas 60 mil personas y la destrucción de 50 mil viviendas, evidenció las consecuencias de la escasez de profesionales en salud mental.
“El ciclón también diezmó los cultivos aún no cosechados, destruyó las existencias de semillas y mató al ganado, dejando a la gente sin alimento y sin medios de subsistencia. Todo esto contribuyó a problemas de salud mental, entre ellos el trastorno de estrés postraumático”, relató.
Un año después la llegada de la pandemia empeoró todavía más la situación, al verse superado el sistema de atención médica del país.
¿Qué es el Banco de la Amistad?
Sin embargo proyectos como el Banco de la Amistad, que capacita a voluntarios para brindar terapia conversacional, ha permitido la formación de más de dos mil abuelas que dan consejo en sus comunidades locales.
Los resultados del programa son alentadores, pues un ensayo clínico de 2016 mostró que los pacientes con trastornos mentales comunes e indicadores de depresión que tuvieron asesoramiento del Banco de la Amistad reportaron una disminución significativa de sus síntomas.
“Las comunidades con acceso a los servicios del Banco de la Amistad también experimentaron mejoras en otras áreas, desde resultados de VIH hasta salud materno-infantil. Y las abuelas que brindan la terapia dicen sentirse favorecidas por una sensación más fuerte de pertenencia y resiliencia”, observó Chibanda.
En otros países pobres también se han experimentado otros modelos de atención psiquiátrica de bajo costo, como Sangath, una organización no gubernamental en India, donde se capacita a la gente para que como “consejeros laicos” brinden tratamientos psicológicos.
StrongMinds con sus “facilitadores de salud mental” en Uganda y Zambia es otro ejemplo de una intervención exitosa.
“Pero las iniciativas comunitarias bien diseñadas son efectivas, con poco coste y sumamente escalables. Más allá de mejorar la salud mental y la resiliencia individual, estos programas fortalecen la cohesión comunitaria y fomentan la resolución colectiva de los problemas, lo que se volverá cada vez más importante en tanto se intensifique la crisis climática”, resaltó.
Por ello se necesita mayor compromiso de la comunidad internacional para atender la crisis global de salud mental, siempre de la mano de gobiernos y organizaciones filantrópicas.
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