Por Karina González Fauerman | Fotografía por Luis Gallardo
Cualquier espacio arquitectónico debe considerar a las personas con discapacidad y contemplar la diversidad en todas sus formas. De eso están convencidos los arquitectos Carlos Faci y Marina Leboreiro, socios fundadores del despacho Faci Leboreiro.
“La arquitectura inclusiva es la que abraza y permite que los espacios sean universales y puedan ser habitados libremente por cualquier usuario”,
explica Leboreiro.
Desde su punto de vista, México sí tiene ejemplos de arquitectura inclusiva, como el Parque La Mexicana donde existen diferentes accesos que facilitan el paseo y la recreación. Asimismo, en la Universidad Iberoamericana hay sanitarios libres de género que son utilizados tanto por mujeres como por hombres.

Fotografía por Oscar Hernández.
Además de rampas y barandales, precisa la experta, es importante que los baños de edificios públicos tomen en cuenta el radio de giro, es decir, el círculo imaginario que puede dar una persona en silla de ruedas. También deben contar con lavabos dispuestos en alturas especiales.
“Falta mucha conciencia a la hora de diseñar, pues hay muchos sitios públicos y privados que no son accesibles para muchos usuarios; no hay rampas en las calles, señalización para personas con baja visión ni zonas para lazarillos”
dice Marina.
Además de los ejemplos anteriores, precisa Leboreiro, el mobiliario también debe ser inclusivo. En ese sentido, hay que integrar diferentes tipologías de sillas que se adaptan a distintos tipos y tamaños de cuerpos.

Agrega que hay muebles no gordofóbicos pensados en la seguridad y comodidad de los usuarios de tallas grandes (plus size).

Cortesía de FF Arquitectura
“A través de la educación, la comunicación y la evolución en la sociedad hacia la tolerancia tendremos mayor conciencia”,
puntualiza.

Fotografía por Neorestauro
Los básicos de la arquitectura inclusiva
De acuerdo con los arquitectos Juan Pablo y Raúl de Neorestauro Estudio algunos elementos inclusivos que todo edificio debería tener son:
- Uso de huellas podotáctiles. Consiste en un recorrido en el piso con relieve suave de otro material distinto al común que se pudiera utilizar en el edificio.
- Circulaciones peatonales. Deben estar al interior de espacios públicos, con un ancho mínimo de 1.5 metros.
- Rampas para sillas de ruedas en accesos. Es importante que no tengan desniveles demasiado pronunciados ni obstáculos.
- Barandales de apoyo. Instalados en rampas o en circulaciones verticales brindan apoyo.
- Guías táctiles en braille. Explican el funcionamiento y la distribución del edificio.
- Señalética auditiva. Consta de audífonos con un reproductor que se entregan en museos y centros culturales para las personas con discapacidad visual.
- Lugares asignados en los estacionamientos. Deben ser respetados por el resto de los usuarios.
- Elevadores. Facilitan la circulación de las personas con discapacidad.

¿Sabías que?
La revista Time Out elaboró una lista de museos para la atención a personas con discapacidad que incluye 37 opciones en la Ciudad de México.
Destacan el Centro Cultural de España, Centro Cultural Universitario Tlatelolco, Museo Nacional de Arte, Museo Antiguo Colegio de San Ildefonso, Universum y Soumaya (Plaza Carso y Loreto).