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Alto volumen en audífonos y sitios ruidosos pone en riesgo de sordera a mil millones de jóvenes

Además de la discapacidad auditiva, los jóvenes que experimentan una pérdida progresiva de la audición también enfrentan trastornos de salud mental.

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23 de noviembre de 2022

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Itzel Ramírez

Una conversación en voz baja en una biblioteca alcanza 24 decibeles, 50 o 60 corresponden a los del tráfico estruendoso de una calle y más de 100 el ruido de una taladradora o el de una discoteca.

Un estudio publicado en la revista British Medical Journal Global Health estima que entre 670 y mil 350 millones de adolescentes y adultos jóvenes corren el riesgo de perder capacidad auditiva por la exposición a prácticas “inseguras” de escucha, reportó El País.

Intensidad y tiempo de exposición a ruidos de más de 80 decibeles son factores que influyen en el daño a la audición. De acuerdo con especialistas, toda exposición prolongada a sonidos de más de 80 decibeles “empieza a poner en riesgo la salud auditiva, ya sea a corto, medio o largo plazo”, abundó la nota.

“En concreto, el 23.8 por ciento de los jóvenes que emplean dispositivos de audio personales a intensidad elevada, como música alta por los auriculares, y casi la mitad de los que acuden a lugares de entretenimiento ruidosos, como bares o discotecas, corren peligro de sufrir algún tipo de sordera o daño auditivo. Los expertos advierten de ‘la necesidad urgente’ de impulsar hábitos de escucha seguros”,

explicó el medio.

La investigación identificó dos fenómenos de riesgo: el uso de dispositivos de audio como teléfonos móviles y reproductores con audífonos y la asistencia a sitios ruidosos de entretenimiento como bares, discotecas o clubes.

Estas prácticas voluntarias fueron consideradas como inseguras y causantes del riesgo de pérdida de audición para la población mundial de entre 12 y 34 años.

“Los autores del estudio consideraron prácticas auditivas inseguras exceder, por ejemplo, los 80 decibelios durante 40 horas semanales”, siguió el diario español.

De acuerdo con un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado en español por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), 15 minutos de música a 100 decibeles -que se pueden alcanzar en los dispositivos portátiles de audio- equivalen al sonido de 85 decibeles que experimenta por ocho horas una persona trabajadora en el sector industrial.

El oyente típico, concluyó la OMS, tiene límites de volumen de entre 75 y 105 decibeles, umbrales que son “motivo de preocupación” para la institución.

En el mundo, 430 millones de personas tienen una pérdida auditiva discapacitante, de acuerdo con cálculos de la OMS.

La exposición a estas prácticas inseguras desde edades tempranas puede hacer que, a largo plazo, las personas sean más vulnerables al daño y pérdida de la audición, relató el diario.

“En concreto, en los niños, los científicos también recuerdan que la pérdida de audición implica una reducción del rendimiento escolar, la motivación y la concentración. En adultos, las implicaciones de las deficiencias auditivas bailan entre un descenso del bienestar psicosocial hasta un mayor riesgo de dolencias graves, como el deterioro cognitivo”,

continuó el reporte.

Aunque el estudio no abundó sobre la magnitud del daño auditivo, ni si se trata de alteraciones permanentes o temporales, expertos consultados por el medio dijeron que en las consultas ya se muestran las consecuencias de estos hábitos de escucha.

“Estamos viendo que la edad de presbiacusia [pérdida progresiva de la capacidad auditiva] se adelanta”, dijo Luis Lassaletta, presidente de la Comisión de Otología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología.

El especialista explicó que la pérdida auditiva implica otras afectaciones.

“Hay más riesgo de mala salud mental. El acúfeno es frecuentísimo, pero el que lo tiene de forma persistente, necesita, a veces, apoyo psicológico por el impacto que tienen”, comentó Lassaletta.

Por Redacción Yo También