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“En este sistema recorres el camino y terminas siempre donde empezaste, sin medicamentos”: Margarita Garfias

A dos años de la publicación del reglamento para el uso medicinal de la cannabis, no hay avances y, hasta ahora para las personas con discapacidad que podrían beneficiarse con ella, todo son barreras.

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12 de enero de 2023

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Itzel Ramírez

Hace exactamente dos años, el gobierno federal publicó el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Control Sanitario para la Producción, Investigación y Uso Medicinal de la Cannabis y sus derivados Farmacológicos, una norma que, en teoría, permitiría el acceso legal a medicamentos derivados de cannabis para los pacientes que lo requieran. 

Hoy, esos pacientes y sus familias siguen siendo las víctimas de un sistema que, obstáculo tras obstáculo, impide el ejercicio del derecho a la salud para quienes requieren de cannabis medicinal para tratamientos terapéuticos, apunta Margarita Garfias, una de las activistas pioneras en la materia.

Ganadora en 2021 del Premio Nacional de Derechos Humanos y fundadora de la organización Familias y retos extraordinarios, Garfias ha recorrido desde 2019 el camino del amparo, quejas, solicitudes de información y todo tipo de acciones que le permitan acceder a los medicamentos que mejoren la salud de su hijo Carlos Avilés Garfias, un joven con discapacidad múltiple y epilepsia refractaria. 

Hasta el día de hoy, el Instituto Mexicano del Seguro Social no ha cumplido con los ordenamientos de tribunales que exigen se le entregue a Carlos los medicamentos que necesita para tratar su condición.

A dos años de la publicación del reglamento de la reforma a la Ley General de Salud para permitir el uso medicinal y científico de cannabis, ¿cuál es el panorama de su implementación?

El reglamento es un papel que aunque ya se publicó en el Diario Oficial de la Federación solamente se queda en la narrativa porque la Secretaría de Salud a través de la Cofepris (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) no ha instituido los trámites junto con sus claves para poder realizar todo lo que nos dice el reglamento.

La autoridad se limitó a cumplir con la sentencia, que era la publicación del reglamento, pero no hacerlo efectivo para las y los pacientes y tampoco para la industria mexicana que quiere ser legal. 

¿Cuáles son los pendientes legislativos y operativos más urgentes para que este reglamento pueda realmente garantizar el acceso a medicamentos derivados de cannabis?

En primera creo que deberían coordinarse Secretaría de Salud, Secretaría de Economía, Sader (Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural), Senasica (Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria), todas las secretarías vinculadas.

Acceder a medicamentos en territorio nacional implica un trabajo intersecretarial, o sea, materializar los mecanismos necesarios para realizar los trámites debidos para comenzar a importar materia prima, desde las semillas, resinas, productos terminados de cannabis para poder producir aquí en México los medicamentos, y a botepronto facilitar incluso los mecanismos de importación para los medicamentos que contengan estupefacientes y psicotrópicos para uso personal.

Actualmente yo ya tengo el permiso para hacer la importación de medicamentos, pero los costos y los trámites son sobreexigentes, me sale más barato viajar a Colombia para conseguir legalmente esos medicamentos. 

Con una legislación inoperante, ¿cuál es el camino que le queda a pacientes y sus familias para tener acceso a medicamentos derivados de cannabis?

La mayoría tiene acceso a charlatanes que en redes sociales dicen que les venden productos con contenidos de cannabis; también en el metro, en el tianguis, en las farmacias porque muchas empresas venden sus productos no porque tengan una licencia sanitaria y estén cumpliendo estándares de calidad, sino porque tienen derecho a vender lo que ellos consideran cannabis. 

La otra es cultivar pero cultivar ya sea sin permiso -porque de repente Cofepris tiene rachas en las que no contesta nada-, o cultivar con el permiso que se queda ahí porque ni Senasica ni Sader tienen las reglas de cómo importar las semillas de manera legal ni garantizar la trazabilidad que te exige Cofepris; entonces aunque tengas permiso, sigue siendo ilegal esa semilla, eso que estás poniendo en tu casa y eso es ponernos en riesgo a millones de familia. 

Y la última, que fue la que descubrimos el año pasado, es la importación a través del avión porque es lo único que nos deja el reglamento de cannabis para transportar el medicamento vía aérea como pasajero de vuelos internacionales.

La vía jurisdiccional (amparos) ha sido utilizada por pacientes, familiares y por organizaciones de la sociedad civil para acceder a cannabis medicinal, sin embargo, ni siquiera este camino ha garantizado que se reciban los medicamentos, ¿cómo va el caso de Carlos?

A mí cuando me toca un pedacito en donde Carlos vuelve a ser sujeto de buena voluntad es la prueba de fuego: quiere decir que la norma no está destinada a garantizar los derechos de mi hijo y eso es lo que sucede con la importación de uso personal de medicamentos que contengan estupefacientes y psicotrópicos.

En el caso de Carlos, en diciembre propusieron otra vez el famoso consejo colegiado de médicos, de los cuales ninguno ha revisado personalmente a mi hijo y a veces siento que ni siquiera han leído bien su expediente. 

Este consejo sigue pidiendo que se haga una fórmula magistral en el país sin que se cuente con el respaldo debido de su uso en humanos y que tenga las garantías de seguridad, disponibilidad, biodisponibilidad que necesita un paciente que tiene las características de Carlos.

Le ofrecían otra vez los mismos aceites que me negué a recibir hace dos años en el 2020 y volvimos a mostrar a través de los abogados del despacho de Luisa Conesa los motivos por los que no podemos aceptar ese medicamento, entonces el juez le pide al secretario de salud y al IMSS, otra vez, que tenían 10 días para manifestarse y ofrecernos los medicamentos que tuvieran ese aval y ese uso probado en humanos; como se atravesaron las vacaciones de diciembre seguimos esperando la respuesta.

Productos cosméticos y suplementos alimenticios han llenado el mercado y se venden como productos medicinales, ¿cuáles son las consecuencias de ello?

Salimos todos perdiendo, gana el mercado negro, un mercado gris que está colocando estos productos pero desgraciadamente los venden como productos milagro donde tú no sabes ni siquiera si contiene cannabis o si contienen los porcentajes que se requieren para que sea terapéutico y para que sea de utilidad a una persona que lo requiere. 

Lo que están haciendo es que, primero, los pacientes accedan a algo que no les va a ser eficaz a largo plazo, que no les va a funcionar y entonces dicen, ‘pues el cannabis no sirve, es una porquería, me sirvió dos semanas, seis meses y después ya no me sirvió’.

La otra es que los médicos no tienen los recursos para realmente llevar a cabo su práctica médica y la práctica clínica porque no tienen estos medicamentos de cannabis que realmente puedan ayudarles a hacer su profesión. 

Lo otro es que todos estos productos que se venden no están pagando impuestos, estamos perdiendo además de que ponen en riesgo.

Mucha gente como última esperanza quiere acceder a ellos pero es un juego con las personas porque las están estafando con este tipo de productos cuando nuestros pacientes realmente no van a tener un beneficio, nos están haciendo perder lo más valioso que tenemos que es tiempo que requieren los pacientes, incluso para morir con dignidad. 

Lo más lamentable es que esto no solamente aplica para los medicamentos de cannabis, sino para todos los que están generados en la Ley General de Salud como estupefacientes o psicotrópicos, entonces va más allá de la narrativa de cannabis, está hablando de toda una política prohibicionista de muchos años en la cual las víctimas directas somos las y los pacientes. 

La narrativa del ejecutivo es ‘hay reglamento, usted ya lo puede importar, no sé qué reclama’, pero cuando te pones a navegar y a hacer tal cual lo que dicen los documentos y el sistema, vuelves a caer en el mismo lugar donde empezaste, sin medicamento.

Me he propuesto no abandonar este camino y la constancia tiene sus beneficios porque vas aprendiendo y en el camino vas buscando opciones pero también te das cuenta de este sistema que siempre te regresa al mismo sitio donde empezaste.

Por Itzel Ramírez